Fe y excelencia: Los padres se sacrifican para que sus hijos reciban los beneficios de la educación católica de la Diócesis

North Texas Catholic
(1 de mayo de 2024) Noticias-Locales

Lizbeth González, estudiante de primer año de Cassata Catholic High School en Fort Worth, hace sus tareas escolares el 11 de abril. (NTC/Juan Guajardo)

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Numerosas familias eligen inscribir a sus hijos en las escuelas católicas de la Diócesis de Fort Worth porque imparten una profunda formación en la fe y ofrecen excelencia académica.

La Diócesis tiene 17 escuelas católicas que comprenden desde el nivel prescolar hasta la preparatoria. Su misión es formar a los estudiantes y la familias en la tradición intelectual y la moral católica enraizadas en la fe y la recta razón. De esta manera, los estudiantes y sus familias conocerán y amarán la verdad, la belleza y el bien creado por Dios, basados en la razón y la revelación plena en Jesucristo.

“Nuestra misión principal es guiar a nuestros estudiantes hacia el cielo. Todo lo que realizamos en la escuela se centra en Cristo. Nuestro objetivo es compartir la fe católica con los estudiantes para que se conviertan en personas buenas, santas y representantes de Cristo en el mundo”, expresa la Dra. Arica Serna, la Directora de All Saints Catholic School de Fort Worth. La escuela abarca desde prescolar a octavo grado y brinda un modelo de enseñanza católica clásica y lenguaje dual. El énfasis de esta enseñanza clásica es que los estudiantes puedan comprender la relación de Dios con todo lo que les rodea, incluido lo académico, y así, lleguen a profundizar en su relación con Él.

Los estudiantes de All Saints Catholic School de Fort Worth rezan durante la Misa escolar el 17 de mayo de 2023. (NTC/Juan Guajardo)

La fe se integra en todas las actividades diarias. Se comienza con la oración de la mañana, seguida del Ángelus a mediodía, y una oración antes de irse a casa por la tarde. Se celebra Misa en la escuela con la participación de los estudiantes, al menos, una vez a la semana. Cada escuela ofrece clases de teología o religión para formar a los estudiantes en la fe. 

Juana Carrillo-González, mamá de Cristian y Lizbeth González, que asisten a la preparatoria Cassata High School de Fort Worth, comenta, “Para nosotros es muy importante que no sólo se hable de Dios en la casa, sino también en la escuela. Mis hijos llegan a casa y comparten lo que han aprendido sobre la fe. Como ya entienden cosas que no sabían antes, abren la Biblia y nos ponemos a conversar. Así aprendemos todos juntos como familia”.

Se hace hincapié en las virtudes y los buenos modales. “Cada mes los estudiantes se enfocan en una virtud diferente, como la gratitud, la cortesía y la honradez. Los Santos se presentan como modelo de estas virtudes. Asimismo, se practica un buen comportamiento por semana, como el de saludar a los demás. Todo esto está dirigido a formarles para que puedan distinguir entre lo bueno y lo malo. En última instancia, la meta es que los estudiantes lleven a Cristo a los demás”, explica la Dra. Serna. 

Lupita Rosales, la mamá de Noé Rosales, un exalumno de Cristo Rey College Prep de Fort Worth, comparte que la enseñanza católica fue de suma importancia para su hijo. Gracias a la buena formación en la fe y las virtudes, además de la conexión que había entre lo que Noé aprendía en la casa y la escuela, ahora que ya estudia en la universidad, puede diferenciar entre lo bueno y lo malo al escoger sus amistades, así como en la manera de comportarse. 

Otro motivo importante por el que los padres eligen la educación católica para sus hijos es la excelencia académica que ofrece. El plan de estudios que las escuelas diocesanas imparten está aprobado por la Agencia de Educación de Texas (TEA) e incluye instrucción en teología, literatura, matemáticas, ciencias, historia y, en algunas escuelas, como All Saints, también se incluyen clases de latín. Por ser ésta una escuela de lenguaje dual, los alumnos reciben instrucción en inglés y en español, lo que los ayuda a dominar ambos idiomas. 

Cristian González, estudiante de tercer año de Cassata Catholic High School en Fort Worth, hace sus tareas escolares el 11 de abril. (NTC/Juan Guajardo)

“Otra de las cosas que más me motivaron para cambiar a mis hijos de la escuela pública a la escuela católica es el número de estudiantes que hay por clase. Hay muy pocos en comparación con otras escuelas. Por lo tanto, los maestros le pueden prestar más atención a cada estudiante, y mis hijos han mejorado mucho académicamente”, señala Carrillo-González. 

La Dra. Serna nos explica que la proporción de maestro a alumno es de un maestro por cada dieciocho alumnos. Esto varía a veces, ya que, en algunas escuelas, el número de alumnos por maestro podría ser aún más bajo. Los maestros pueden dar una atención más individualizada y asegurarse de que los estudiantes sean exitosos cuando los grupos son más pequeños. 

El plan de estudios incluye cursos de enriquecimiento, como son las clases de arte, música, teatro y educación física, así como también el acceso a clases y clubs extracurriculares. “En All Saints contamos con béisbol, básquetbol, fútbol, y voleibol, así como clubs que los estudiantes ayudan a formar, según sus propios intereses.

Por ejemplo, el club de legos, club de correr, coro y otros”, afirma la Dra. Serna. Otro ejemplo es la escuela preparatoria Nolan Catholic High School de Fort Worth, que cuenta con clases y clubs de STEM, robótica, artes escénicas y artes visuales, entre otras.

A diferencia de las escuelas públicas, las escuelas católicas son privadas y requiere que se pague la inscripción y matrícula de los estudios. Cabe señalar que ésta es una de las principales razones por la que muchos padres de familia no inscriben a sus hijos en las escuelas católicas.

“Me gustaría recalcar a los padres de familia que hay ayuda económica disponible. Este año 81% de nuestros estudiantes reciben asistencia económica. Mi misión como directora es hacer todo lo posible para que el costo no sea la causa de que sus hijos no reciban una educación católica”, expresa la Dra. Serna. 

Tanto Carrillo-González como Rosales señalan que sus hijos han recibido ayuda económica. No obstante, entienden también que el sacrificio económico, ya sea pequeño o grande, vale la pena por todos los beneficios que la educación católica brinda a sus hijos.

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